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En la Iglesia Evangélica Emmanuel de Belén, en lugar de luces navideñas, el pastor Nihad Salman sacó una pancarta del armario de la iglesia. La pancarta muestra la imagen de una mujer que huye de los edificios bombardeados, con palabras impresas en árabe: «Levantémonos y adoremos a Dios».
La última vez que la iglesia sacó esa pancarta fue hace dos años, durante el conflicto de mayo de 2021 entre Israel y Hamás. Esa pancarta resume la visión de Salman respecto a la Navidad en tiempos de guerra este año. Ve una oportunidad de predicar el evangelio a personas que viven bajo la ocupación militar mientras lloran la muerte de su pueblo en Gaza.
«La gente hará más preguntas», dijo. «Hemos visto que siempre después de una crisis, la gente se pregunta: ¿Cuál es la verdad? ¿Dónde está la verdad? Así que tenemos mucho trabajo por hacer».
Los líderes de las iglesias de Belén y de toda Tierra Santa han decidido silenciar las celebraciones navideñas de este año debido a la guerra en curso entre Israel y Hamás.
Normalmente, Belén, ciudad palestina de unos 30 000 habitantes ubicada en Cisjordania y actualmente ocupada por Israel, se llena de más de 3 millones de visitantes procedentes de todo el mundo para celebrar el nacimiento del Mesías.
Bandas de música, cantantes de villancicos, bailarines y fuegos artificiales normalmente llenarían la ciudad de alegría y festividades. Miles de personas abarrotarían la Iglesia de la Natividad, luces doradas centellearían por la calle de la Estrella y un árbol de Navidad gigante con una estrella color rubí iluminaría la plaza del Pesebre.
En cambio, esta vez las calles están oscuras y silenciosas.
Esta Navidad será una noche silenciosa, pero ...